Hace poco, mientras buscaba nuevas cosas para ver en Netflix, me topé con esta joyita llamada The Trial of the Chicago 7 (2020). Trama que engancha, personajes interesantes y grandes reflexiones. Es imposible no ponerse en los zapatos de estos hombres.
Durante el verano de 1968 ocurrió uno de los eventos más desastrosos de EE.UU.: los disturbios de Chicago en oposición a la guerra de Vietnam. Pese a que el alcalde de la ciudad, Richard Daley, había prohibido cualquier forma de concentración, varios grupos de activistas de izquierda se reunieron para protestar mientras el Partido Demócrata celebraba allí su Convención Nacional.
Una gran cantidad de soldados, policías y otros efectivos fueron movilizados para contener las protestas, pero nada pudo evitar que estallara la violencia. Miles de personas resultaron heridas y más de 600 fueron arrestadas. Más tarde, los activistas que encabezaban a los diferentes grupos fueron acusados de conspiración. Estos eran David Dellinger, Rennie Davis, Tom Hayden, Jerry Rubin, Abbie Hoffman, John Froines, Lee Weiner y Bobby Seale: los 7 (en un principio 8) de Chicago.
Sobre la joya de Sorkin
Escrito y dirigido por Aaron Sorkin, The Trial of the Chicago 7 es un drama que retrata los eventos ocurridos durante el juicio de los 7 y, a través de flashbacks, también algunos momentos clave de los disturbios del 68. La película abarca desde cómo cada grupo se organizaba para presentarse afuera de la Convención, pasando por un juicio "claramente no político", hasta fragmentos del show de stand up de Abbie.
La película ya es una sorpresa desde el inicio cuando te presentan poco a poco el amplio reparto coral con el que cuenta: Yahya Abdul-Mateen II, Sacha Baron Cohen, Daniel Flaherty, Joseph Gordon-Levitt, Michael Keaton, Frank Langella, John Carroll Lynch, Eddie Redmayne, Noah Robbins, Mark Rylance, Alex Sharp y Jeremy Strong. Como dije, amplio reparto.
La película recibió críticas positivas en su mayoría. Entre ellas, la mía.
Acierto tras acierto
Como introducción de la película, el director contextualiza con tomas reales de los eventos ocurridos en EE.UU. durante la guerra contra Vietnam: las "invitaciones" para luchar por su país, las marchas en contra e incluso la muerte de Martin Luther King. En verdad me fue satisfactorio ver el montaje en general, cómo intercalaban escenas actuadas y reales para darse mayor peso entre sí.
El montaje de la película fue uno de los elementos que más me gustaron en la película. Podemos situar la película a principios de 1969, durante el juicio de los 7, pero conforme se desarrolla este, van intercalando flashbacks para hacerte una idea más real de lo que ocurrió durante los disturbios. El uso de este recurso es excelente cuando llaman a la corte a los supuestos testigos y contrastan sus testimonios con lo que realmente ocurrió.
También quiero mencionar que me gusta que haya una gran gama de personajes con ideologías (bastante) contrastantes y poder ver cómo interactúan entre ellos para llegar, a fin de cuentas, a una meta en común. Mi personaje favorito por mucho fue Abbie Hoffman (Sacha Baron Cohen): apasionado y comprometido por completo con la causa, perspicaz y muy inteligente, con grandes convicciones y sin pelos en la lengua. Él y Jerry (Jeremy Strong) aportaron el toque cómico en el momento adecuado para disminuir un poco la tensión del drama judicial.
La marca de un buen film
Como mencioné al principio del post, la trama te engancha y empatizas fácilmente con los personajes (en especial con Seale). La empatía, en mi opinión, es algo fundamental para determinar si una actuación es buena o no. En este caso, lo lograron por completo. La película fue un gancho al hígado desde que apareció por primera vez el incompetente juez Julius Hoffman (un premio para Langella, me hizo detestarlo). Parcial, obviamente sobornado, de mecha corta y racista; digo con seguridad que es el personaje más odiado en la película.
Durante gran parte de la película parece que todo es un fiasco: imputaciones por desacato, manipulación de jurados y testigos, amordazar a un enjuiciado. La película logra provocar en el espectador (y por espectador me refiero obviamente a mí) una mezcla de sentimientos desagradables: ira, tristeza e impotencia. Fue una montaña rusa de emociones, especialmente cuando trataban el tema del racismo. Por suerte, todo estuvo en contra de ellos hasta sus dos grandes victorias: darle a Seale (Yahya Abdul-Mateen II) un juicio aparte y el discurso final de Hardy (Eddie Redmayne) antes de, spoiler alert, ser declararlos culpables.
Pese a que la película es bastante reciente, ha sido nominada a muchísimos premios (y también ganado muchos de estos). Actualmente es uno de los nominados a los premios de oro en las categorías Mejor película de drama, Mejor guión para película, Mejor canción original, Mejor actor de reparto y Mejor director. Como notarán, no es cualquier película. Si no la han visto, ¡corran a hacerlo! La recomiendo completamente.
Nei DaCosta
Aquellos que ya la vieron, ¿concuerdan con lo que dije? ¿Qué les pareció a ustedes?
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